LOMCE: una
propuesta de ley para mejorar la calidad educativa que está siendo polémica.
En la actualidad está en trámite la aprobación de una propuesta de ley
que busca mejorar los resultados académicos y reducir el abanado abandono
escolar, pero que ha sido muy criticada por proponer exámenes generales al
finalizar cada ciclo o limitar el papel de las familias en la gestión de los
centros. Entonces, ¿cómo se ha gestado esa ley?, ¿cuáles son sus objetivos?,
¿qué medidas propone? y ¿qué críticas recibe?
En julio de 2012, el Ministerio de Educación presentó un proyecto de ley de educación, llamado Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), con la idea que se aprobase en el Parlamento antes de finales de año. En este período, se han plateado algunas críticas importantes y parece que el Ministerio podría corregir algunos de los aspectos más polémicos, aunque no todos. Se trata de la tercera ley de educación en diez años. Aquí se realiza una comparación entre la LOMCE y la actual Ley Orgánica de Educación.
Para el Ministerio de Educación, los principales objetivos de la LOMCE
son reducir el abandono escolar, aumentar la matriculación en ESO, mejorar los
resultados académicos, favorecer la empleabilidad, incrementar la autonomía de
los centros, mejorar el aprendizaje de lenguas extranjeras e intensificar el
uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Las críticas a la propuesta de ley han surgido de múltiples
instituciones: Comunidades Autonómicas, partidos políticos, sindicatos,
asociaciones de docentes, asociaciones de padres, etc.
Las principales medidas de la LOMCE
Evaluaciones de ámbito estatal al finalizar Primaria, ESO y
Bachillerato. En Primaria, si no se aprueba el examen al finalizar 6º se
repetiría, salvo que ya se haya repetido antes, en cuyo caso se pasa a ESO con
medidas de refuerzo. Al finalizar ESO y Bachillerato, sería necesario superar las
pruebas para recibir el correspondiente título y pasar al siguiente nivel. Esas
pruebas deberían servir también para diagnosticar los resultados de los centros
y las comunidades, y así poder establecer planes de mejora. El Ministerio
argumenta que cuando hay este tipo de pruebas los alumnos tienen mejores
resultados académicos generales y hay menos abandono. Sostiene que este sistema
de exámenes señaliza claramente los objetivos que han de cumplirse al final de
cada ciclo y etapa, incentiva el esfuerzo de los estudiantes, garantiza al
alumno, a su familia y a la sociedad un nivel de conocimiento adecuado y da
transparencia al sistema.
Este tipo de pruebas son criticadas porque no reflejarían el
esfuerzo realizado por el alumno a lo largo de los cursos y porque pondría fin
al concepto de evaluación continua. Según los críticos, estos exámenes
aumentarían las repeticiones de curso. También hay dudas sobre qué pasará al
finalizar ESO con los alumnos que aprueben la ESO pero se queden sin título al
suspender el examen.
Según el Centro de información educativa de la UE (Eurydice)
en Europa, solo en la región francófona de Bélgica existen pruebas de ese tipo
que condicionan la progresión de los alumnos al final de la Primaria. En Malta
se han eliminado las pruebas que enviaban a los alumnos a un tipo u otro de
centros de secundaria. Hay países que exigen reválidas para obtener el título,
pero en muchos casos las hacen y preparan los profesores del propio centro o
sus resultados se combinan con los del trabajo del año y los exámenes internos
para decidir la nota final.
Sobre la repetición de curso, la OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico) creadora del informe PISA de evaluación de
estudiante recomienda en un reciente informe
eliminar la repetición de curso porque “es costosa y no mejora los resultados
académicos” y propone otras medidas, como prestar a los alumnos con
dificultades apoyo temprano y periódico, abordar las lagunas de aprendizaje
durante el año lectivo o limitar la repetición solo a las materias suspendidas
y añadiendo un apoyo especial.
Adelanto de la edad en que se opta por materias de formación
profesional. Con la ley actual, la
Formación Profesional (FP) es paralela al bachillerato y se inicia con 16 años.
También se puede optar en 3º o 4º de ESO a un año de PCPI (Programas de
Cualificación Profesional Inicial), algo así como una formación profesional
básica, después de la cual se puede o bien pasar a FP Media o bien obtener el
título de ESO y pasar a Bachillerato; es decir, los actuales PCPI permiten pasar
de la FP al Bachillerato. En los PCPI se aprenden los rudimentos de un oficio y
se consigue un certificado de profesionalidad del Ministerio de Trabajo.
Con la LOMCE, el Ministerio busca aumentar los alumnos de
formación profesional, reducir el abandono escolar y la repetición, así como
aumentar la empleabilidad. Así, los estudiantes empezarían a elegir algunas
asignaturas optativas dirigidas hacia la FP o el Bachillerato en 3º de ESO (14
años). En 4º ya se separarían los alumnos que quieren estudiar Bachillerato y los
que van a FP, aunque con algunas asignaturas comunes. En 2º de ESO, los alumnos que ya hayan repetido
dos veces podrían pasar a los PCPI, pero aumentados a dos años. Según el Ministerio, estos programas ya no
darán acceso directo a la FP de grado medio (habrá que hacer un examen de
acceso) y tampoco ofrecerán la posibilidad de obtener el título de ESO. También
se propone que un consejo orientador del centro escolar recomiende al final de
cada curso de ESO “el itinerario más adecuado” para el alumno y los “programas
de mejora del aprendizaje y el rendimiento o de cualificación profesional”.
Por otro lado, se plantea modificar los programas que hay
para atender a alumnos con dificultades, que ahora se llaman Programas de
Diversificación Curricular y se hacen en 3º y 4º de la ESO. Con la LOMCE,
pasarían a llamarse Programas de Mejora del Aprendizaje y el Rendimiento y
tendrían lugar en 2º y 3º de ESO.
Las críticas a estas medidas vienen, por un lado, del
adelanto en la diferenciación de enseñanza. La OCDE establece que "la
selección temprana de estudiantes ejerce un efecto negativo en los alumnos
asignados a niveles más bajos y aumenta las desigualdades sin elevar el
desempeño promedio” y recomienda que se haga “en la educación media superior
mientras se refuerza una escolaridad más completa”. En los sistemas con
separación temprana (como Alemania u Holanda) se habría demostrado que existe
un sesgo en contra de las capas sociales desfavorecidas, es decir, que, a
igualdad de capacidades, tienen más posibilidades de que el sistema les lleve
hacia el camino de la formación profesional. El Gobierno holandés encargó en
2007 un estudio para averiguar por qué los niños más pobres (inmigrantes,
muchos), aunque tuvieran tan buenas notas como el resto, seguían estudios
profesionales en lugar de Bachillerato. El estudio concluyó que era por
influencia del equipo orientador.
Se critica a la LOMCE que los países que no diferencian
alumnos hasta los 16 años obtienen mejores resultados. La segunda crítica es
que la elección por la formación profesional sea irreversible, es decir, que no
se pueda pasar al bachillerato. La OCDE aconseja que siempre exista la
posibilidad de pasar de los estudios profesionales a los académicos.
Recientemente, el Ministerio ha declarado que flexibilizará
los itinerarios y creará “pasarelas” que faciliten el paso de unos a otros.
Cambios en materias. Uno de los objetivos del Ministerio es
mejorar el nivel de conocimiento en materias prioritarias (matemáticas, lectura
y ciencias) porque, en relación con los países de la OCDE, aunque España está
por encima de la media en horas totales lectivas, está por debajo en lectura y
matemáticas, lo que se relaciona con unos resultados mejorables en la prueba
PISA. Aumentar las horas en esas materias debe hacerse reduciendo otras. La
propuesta de ley plantea medidas, como aumentar las horas de matemáticas,
ciencias y comprensión lectora en Primaria, Secundaria y Bachillerato. En
Primaria, sustituir la asignatura de Conocimiento del Medio por dos: Ciencias
Naturales y Ciencias Sociales. En 4º de ESO se eliminan como asignatura
obligatorias ética y ciencias sociales, geografía e historia. Se elimina
Educación para la Ciudadanía en Primaria
y la ESO. Se incluye como obligatoria religión o la alternativa
Otras de las medidas consisten en reducir modalidades de Bachillerato
y, en ESO, reducir a dos itinerarios (enseñanzas aplicadas y académicas) y
cinco alternativas (ciencias e ingeniería, ciencias de la salud, humanidades,
artes y ciencias sociales). Esto significaría la desaparición del Bachillerato
de artes escénicas. También se plantea aumentar el porcentaje de materia que
fija el Ministerio y reducir el que fijan las Comunidades Autónomas.
El incremento de los contenidos que fijará el Ministerio se
interpreta por algunos como una forma de que el Gobierno tenga más control
sobre las Comunidades Autónomas. La Generalitat critica que estas medidas acaba
con la inmersión lingüística.
Autonomía de los Centros. La actual ley reconoce autonomía
de los centros para desarrollar y complementar el currículum, mientras que en
la nueva Ley se reconoce autonomía para contar con métodos pedagógicos propios.
Por otro lado, la LOMCE quiere dar más poder ejecutivo al equipo directivo de
los centros y el consejo escolar será un órgano consultivo, lo que limitaría el
papel de las familias en la gestión de los centros. Limitar las funciones del
consejo escolar supondría que los padres perderían capacidad de decisión en los
centros.
Algunas críticas defienden una autonomía organizativa,
pedagógica y de gestión económica de los centros que permita desarrollar
proyectos educativos propios o tratar de forma diferenciada la diversidad del
alumnado. Sin embargo, se oponen a que
los centros tengan autonomía curricular, porque eso podría modificar la oferta
educativa, dando lugar a centros de “especialización curricular” y a la
selección de los alumnos por el currículo.
La OCDE recomienda la autonomía de los centros escolares
como una de las más eficaces herramientas para mejorar los resultados
educativos. Proponen que los responsables de los centros puedan tener más
margen para decidir qué y cómo enseñar, cómo gastar el dinero y elegir a los
profesores.
La propuesta de ley también permite que las Comunidades
Autónomas puedan apoyar financieramente a los centros que separen a los alumnos
por sexo, a pesar de que el Tribunal Superior rechazó que se apoye a ese tipo de
centros con fondos públicos.
Algunos consejeros autonómicos de educación del PP echan en
falta en la LOMCE la libertad de elección de centro (como ocurre en Madrid) y
el apoyo a la construcción de centros concertados. Precisamente, el informe de
OCDE dice que “proporcionar plena libertad de elección de escuela a los padres
puede dar por resultado la segregación de estudiantes según sus capacidades y
antecedentes socioeconómicos, y generar mayores desigualdades en los sistemas
educativos”.